martes, 15 de abril de 2008

Un bombón palpitante...


El otro día, en clase con un grupo de primero de ESO ocurrió algo absolutamente extraordinario... Tanto, que no puedo dejar de contároslo porque a mí, en aquel momento, me hizo creer que no todo está aún perdido.
Nos entreteníamos en clase jugando con el lenguaje: acababa de explicarles a los alumnos las diferencias entre una noticia del Marca y un texto literario. Como ejemplo, utilicé un texto descriptivo plagado de comparaciones y metáforas, lo cual me dio pie para aclarar las diferencias entre estos dos recursos . Para afianzar estos nuevos conocimientos, les propuse que inventáramos metáforas, utilizando un término real y uno aparente, los dos relacionados por su parecido, por su función, etc...
Entre el griterio, el "acho, devuélveme mi boli que pareces de Lorca", y el "maestro, mira el lilo este que me ha quitado el estuche" , una voz se alzó alta y clara por encima de las otras, solapándose sobre todas ellas y dijo: "maestro, ¿vale esta...?
... el corazón de mi novia es un bombón palpitante..."
Yo creí que el mío se paraba al escuchar, de boca de un chaval de doce años, una metáfora tan sublime...
Sólo pude añadir, completamente atónito :"... de licor".
... Vuelvo a tener fe

6 comentarios:

Anónimo dijo...

villegas. yo, ya sabes lo que me gusta hacer los deberes, acudo puntual, casi diariamente a tu blog, que es el nuestro, para ver qué reflexión haces. Hoy estoy contenta por haber descubierto que tienes algo nuevo que ofrecernos. Me alegro mucho de que sigas teniendo fe en lo que haces y que de vez en cuando tengas una alegría como ésta. Yo, intentaré recordar si alguna vez me ha pasado, y si es así, no lo dudes, volveré en breve para contártelo. Sobre los bombones te diré que los que me gustan son los Ferrero. En breve te explicaré metafóricamente por qué esos y no otros, hoy no tengo más tiempo. regüerdos, Ana Villi.

Antonio Sánchez dijo...

He descubierto, querida Ana Villi, que mi blog, que es el tuyo_ya lo sabes_ , tiene mucho más sentido ahora que sé que hay un grupo de fieles seguidores, entre los que te encuentras tú.
Millones de gracias a ti y a todos los que como tú os acercáis a mi universo particular del que formáis parte...
¿Cuánto no me deberá este destino que nos une???

Lupe García dijo...

Ay, el destino, el destino. Y los bombones. Sentado en un oficina poniendo sellos a interminables tochos de folios no ocurrren estas cosas, eso tiene de bueno ( y malo) trabajar con personas y proyectos de adultos, que constantemente te hacen replantearte cosas, mirarte el ombligo y descubrir que ALGUIEN TE HACE CASO.
Por otro lado, bienvenida sea la nómina.

Anónimo dijo...

villegas. En una gran película, lo digo por lo buena y por lo larga, decían que la vida es como una caja de bombones;nunca sabes el que te va a tocar...sirva este primer comentario para ilustrar mi preferencia en estos manjares. ¿Por qué los Ferrero y no otros?... Cuando una pasa por la vitrina de los bombones en el super (casi siempre Mercadona), se da cuenta de que un universo dulce de placeres del gusto se rinde a nuestros pies. Los ojos se nos llenan de matices dorados, plateados, rojizos...pequeños trocitos de tentación, tan al alcance de nuestra mano que casi asustan...Ante tal circunstancia, me pregunto siempre: ¿por qué no te llevas los de la caja roja esta vez? ¿por qué no pruebas los de forma de conejito, o de caracola de mar?... (continuará).

Anónimo dijo...

villi...Entonces, en una milésima de segundo decido que no me arriesgo, que descubrir nuevas texturas y sabores me atrae pero que la incertidumbre me impide dirigir mi mano hacia tan lujosos envoltorios. ¿miedo a lo desconocido?... Eso es distinto con los Ferrero, sé cómo son por fuera y lo que voy a encontrar por dentro. Elegancia externa, presentación impecable. Fuera el envoltorio y, no, no es un bombón cualquiera, tiene unos bultitos a su alrededor que lo hacen irresistible. Después, cubierta de galleta, lo suficientemente dura como para proteger su centro y lo suficientemente blanda como para no dificultar el acceso al resto del manjar. Tras la cubierta, una crema tan suave, tan dulce, tan...delicada, que no quieres que acabe. ¡Por fin!:el centro. Ese corazón de avellana que al mezclarse con los restos de praliné no te defrauda en absoluto. Una mezcla perfecta.
¿Por qué cambiar si la vida ya te ha ofrecido lo que buscas?...Mi vida está llena de gente Ferrero, cuya presencia externa,esos matices en forma de bultitos, desde el minuto cero hacen que haya querido ir más allá; decido explorar y llegar al centro y, sin duda, no oponen resistencia, su alma es de galleta, suave, accesible, amable...y casi sin darme cuenta he llegado a su interior, ese corazón de avellana que nunca amarga. Y entonces me siento bien, feliz por haberme quedado con esos Ferreros que sabía que no me defraudarían jamás. Hay una pega: en verano no los encuentras...las altas temperaturas pueden dañar su esquisitez...pero... y la ilusión de volver a encontrarlos cuando llega de nuevo el fresquito?...

Antonio Sánchez dijo...

Qué gran metáfora la de los Ferrero... nunca lo habría pensado así, pero en realidad comparto contigo esta fortuna de estar rodeado de gente Ferrero: con un corazón autéticamente exquisito.
Gracias, Villegas Escobar...